Recuerdo el año pasado que no lo pasé muy bien aquí. Los días de aperitivos y cervezas en el chalet deben pasar factura. Además este año estoy en bastante peor forma. Así que la estrategia de hoy es despacito despacito.
Corren primero los sobrinos, con la sonrisa en los labios.
Sale el tío con el plan preestablecido. Sin mucha historia van pasando los kilómetros. Una cuesta por el río tiene bastante pendiente, la segunda vez que paso por ella lo hago andando. Los dos últimos kilómetros que sufrí el año pasado ahora me lo tomo con mucha calma. Llego a meta como los sobrinos, con sonrisa.
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