Desde septiembre la preparación había sido constante, con una fuerza de voluntad de la que creía carecer y sobre todo con la colaboración vital para el objetivo de Javier París. Una preparación a solas estoy seguro que no la habría realizado.
Cierto es que en ningún momento he tenido fijación con el tema, la fecha se acercaba sin yo tener un reloj cuenta atrás en mi cabeza y sin demasiada obsesión generada por cumplir con éxito el evento.
Prueba de ello ha sido la semana anterior al maratón. No he sido un niño bueno. He estado de vacaciones, con hotel a pensión completa. Y sí, me había planteado comer sano y bien, no beber cerveza, entrenar tal como me tocaba… esos propósitos me duraron hasta que entré en el comedor. Sigo creyendo que carezco de fuerza de voluntad. Ayer regresé con 3 kilos más de los que me fui. Sí es cierto que anoche he tenido un poco de cabeza a no ir a la cena del Harbin con mis colegas ajedrecistas, cerveceros, porreros… me quedé en casa y pronto a la cama.
Suena el despertador antes de las 6. Todo preparado de la noche anterior, un desayuno completo con toda la tranquilidad del mundo, un paseo a Maqui y al coche. Castellón. Dejo el coche en el parking de la UJI. Unos cientos de metros para salida, donde un grupo de coyotes nos hacemos foto. Calentamiento ligero para desprenderme del segundo aire, pis de rigor, ahora sí, algo de nervios por pensar lo que queda por delante.
En el bolsillo izquierdo los geles nutritivos, en el bolsillo derecho me van a acompañar : Extremoduro, The Jam, Malsujeto, Manu Chao, The Boomtown rats, Wallflowers, Radio futura. OX Pow, 091, The Clash, y algunos otros. Pistoletazo de salida y yo conservador, tanto que después del primer kilómetro la ambulancia ya me pisa los talones. No me cuadra que nadie vaya a ritmo de más de 4h 30m, pero no seré yo quien me quede descolgado.
Hasta el kilómetro 27 la cosa no pinta muy mal, los geles y las barritas parecen hacer efecto. Pero poco dura la felicidad en la casa del novato. Empiezo a no estar bien, mi capacidad de sufrimiento es más bien escasa, y tal como había prometido si me encontraba mal no me iba a empecinar en acabar la cosa. En el kilómetro 30, convencido de retirarme después de haber pasado por un polígono y cuando intuyo que la plaza donde está la meta está cerca, pregunto por ella a una voluntaria, que o no me entiendo, o no me explico o qué sé yo, pero no me aclara nada. Justo en ese momento me viene por detrás una corredora que me anima a seguir, sin tener ni idea a donde dirigirme si paraba y aún con fuerzas opto por continuar. De nuevo en el polígono no hay escapatoria. Allá que me encuentro a París que viene a acompañarme hasta meta, y allá que me paro a andar por primera vez cuando aún quedan 10 kilómetros.
Que sí, que satisfacción, que finisher, que maratoniano, pero nunca mais.
CorriendoVoy.com | Videos gratis de Maratón de Castellón [Castellón]
No hay comentarios:
Publicar un comentario