Llevándome a Amador a lomos de mi burrita amanacemos en las tardías horas del primer domingo de Marzo en las nuevas avenidas aún sin nombre de Nazaret.
Otra vez miles de corredores y corredoras en estas pruebas de Valencia.
Breve calentamiento, breve estiramiento y salgo junto a algunos coyotitos que me llevan a buen ritmo.

Sin saber muy bien por donde vamos me dejo llevar por el gentío. Aumentamos el ritmo a cada kilómetro, y como es natural y casi inevitable ley de las carreras llegamos a meta.

Me llevo los puntos para las futuras dádivas y sin apoderarme de los líquidos reconstituyentes me largo al tenis de mesa, no sin antes reencontrarme con Laurita a la que hacía meses sino más de un año que no veía.
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