Con menos ganas de las deseadas, tras una comida con bebida no aconsejada, con un día menos de entreno, pero con una interna obligación por asistir, me presento casi con el tiempo justo en
Voy a recoger mi dorsal y ya lo habían cogido. Por megafonía tienen que llamar al usurpador que lo devuelve.
Con un poco de retraso salimos, yo en cola con un grupito de veteranos, los oigo hablar de la experiencia de uno de ellos en
Subimos, subimos, subimos y empezamos a corretear por los campos, bajamos, subimos, bajamos, subimos al campo de tiro, se oyen disparos, se me pasa por la cabeza Babel, y las balas sueltas que no saben ellas donde se dirigen. No pasa nada claro.
Bajamos, bajamos, hacia una urbanización, donde recuerdo el año pasado sino la madre, la tía de todas las cuestas, pero este año no está, este año hay otras que también me joden, de hecho me subo una de ellas andando y … sí está esa cuesta, pero ahora es de bajada. Todo hasta el pueblo bajada, Dios, que mal voy, mucho peor que al año pasado. Se supone que entrenando debo ir a más, pues no, cada día voy peor, o será la cerveza de la comida?.
Llego como puedo a meta.
P.D. Miguel no vuelvas a correr con camisetas de algodón, que con lo que sudas se te pegan.
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