09 octubre, 2015

( XXVI VOLTA A PEU 9 D'OCTUBRE VILAMARXANT - 10 km ) RETIRADA

La edad no perdona. O sí podría, pero a mis rodillas no. Salgo a correr, voy cómodo pero al día siguiente duele. Vaya si duele. Fueron meses de rehabilitación, sesiones con maquinitas y no correr. Estuve bien, pero fue de nuevo salir de correrías y ahora no sólo una, ahora las dos.
Total que ante mi último entrene había tomado la decisión de no salir más a correr. Decisión inapelable, irrevocable, definitiva, incuestionale... decisión que se pospone por causa de fuerzas mayores hasta la carrera de hoy.

Mi archienemigo Coto,  a quien estoy ya cansado de derrotar carrera tras carrera me ha lanzado un órdago con una apuesta sin precedentes. Más allá de la capacidad, las mofas, los desquites.. en esta carrera hay algo más, y no estoy hablando del honor, que de eso tenemos poco, no me refiero a la presencia por primera vez entre nosotros del pingponero Tala, que también sería buen motivo. La causa de fuerza mayor es una apuesta. La apuesta no viene al caso, pero sí el hecho que es algo que me hace mucha ilusión. Tanta como para arriesgar mis articulaciones.

 
Tres pingponeros tres
Son demasiados días sin correr. La salida muy suave. al principio Tala viene con nosotros, hasta el kilómetro uno más o menos, donde ya ve que no puede seguir nuestro ritmo. Vamos demasiado lentos para él. Así que opta por hacer su marcha y perderse el duelo.
Vamos saliendo del pueblo con ligero descenso, y fijándome en las flechas de doble sentido veo que va a ser el mismo camino de regreso, entonces de ligero ascenso.
No me veo con fuerzas para probar ni para intentar desfondar a  Coto,  por lo que los dos vamos bien tranquilos. En las subidas nos controlamos.
Sobre el kilómetro 5 intento una subida de ritmo manteniéndolo bastante tiempo. No lo consigo soltar pero seguro que algo de desgaste habrá producido. A mí sí.
En unas bajadas al Turia hay subidas aunque cortas pronunciadas, y Coto se me despega, aunque controlado en la distania me doy cuenta que sólo con que aumente un poco el ritmo soy incapaz de seguirlo.
Será posible que en el día más importante me gane? Es el kilómetro 7 y casi por hecho que así será. 
Pero no sólo no sube el ritmo sino que lo decrece. Por lo que poco a poco me acerco a él.
Kilómetro 8 y medio. Llego a su altura, estamos dejando atrás el Turia y la huerta, y en mi cabeza tengo en mente el último kilómetro que será pendiente hacia arriba, un terreno donde Coto puede ser superior a mí.
Llego a su altura y le invito a quitarse los auriculares. Con las fueras al límite le ofrezco tablas, dejar las cosas en empate y llegar tranquilos a meta. Al principio se niega, pero a los pocos segundos acepta. Así que el último kilómetro muy tranquilos hasta meta. En este último kilómetro me voy dando cuenta que él está más muerto que yo. Yo incluso he recuperado fuerzas y me vería pletórico para lanzar un sprint de 400 metros.Ahora no tengo dudas que hubiera ganado, igual de que en el km 7 que hubiera sido derrotado Pero hay que respetar el pacto entre caballeros. Así que como una pareja de enamorados entramos en meta cogidos de las manos. 



Y hoy, tras 11 años, 223 carreras blogueadas, muchos entrenamientos, unos diez pares de zapatillas, decenas de camisetas, algunos amiguetes se acabaron las carreritas definitivamente.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.... definitivamente hasta que no me vuelva a doler nada y me encuentre bien y me busque un reto y vuelva a recaer.








4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yeeee, como que lo dejas? En cuanto descanses unos meses ya te veo otra vez corriendo.

Juanma dijo...

Bla bla bla, en cuánto coto tu archienemigo te pique un poco, vuelves a correr y te olvidas de todo lo demás.

Miguel Ríos dijo...

Si sube la apuesta sería para pensarlo.

Anónimo dijo...

Será verdad que dejas de correr?? Umm.....no me lo creo Miguelin.