02 marzo, 2014

( 15K Valencia Abierta al Mar - 15 km ) Final feliz

Tras haber corrido la pasada semana con buenas sensaciones tuve un subidón de moral y decidí inscribirme a esta carrera.
Se me ocurrió salir el pasado martes a trotar un poco, yo a solas, como hacía más de dos años que no hacía. Grave error: en apenas 3 km me paré hastiado y con molestias. Grandes dudas para el domingo.
Quedo con Amador y París para ir con ellos.
De madrugada se me pasa por la cabeza mandarles mensajes y no ir, ir y no correr, salir y darle mi dorsal a París, llegar hasta el 5 y parar, llegar hasta el 10 y parar.
Cuando Miguel se despierta, se levanta, se viste para la carrera se llena de motivación. Aún así las dudas son altas, hace más de dos años que no hago 15 km. y mis únicos entrenamientos son con la bicicleta.
Salgo para Valencia, recojo a París y a Amador y para el puerto.
Precalentamiento muy suave. Mucha gente en meta y más motivación.
París y yo salimos totalmente a la cola. La salida muy muy suave, hasta el km 3 es puro calentamiento.
París por la alameda le "roba" el dorsal a un retirado, tal como le quitaban la chapa a los soldados muertos en las guerras. Ese hombre se verá en lo más profundo de la clasificación.


Cada km subimos un poco el ritmo, siempre de menos a más. Hasta el km 10 todo va como la seda. A partir de ahí llega el cansancio y lo que es peor, algo de molestias. Son leves y ni se me pasa por la cabeza parar. Los últimos 5 kilómetros se me hacen muy cortos, adelanto a Anita pero no me doy ni cuenta y me saluda ella, en la última curva vemos a Amador ya esperándonos y  meta. !!
Estiramientos, un platano, agua.. y cuando vamos a recoger a Amad... al señor X... esto que voy a contar puede ser ficción o realidad. El pobre chaval, que no estaba esperando en un punto ya más de 20 minutos estaría pensando "si me voy de aquí igual no me ven y no me llevan en coche a casa y para coger el valenbisi estoy yo ahora". Cuan sería su grado de incontinencia urinaria que si bien alejado de la masa humana sí permanecía a la vista de cientos de personas,  se arrima a una palmera a la que empieza a dar calor con su agüita amarilla. Los segundos pasaban y pasaban tan lentos como ese partido de fútbol que ganas por la mínima y te acecha el equipo contrario. Pasaban lentos y fueron muchos. París y yo alucinábamos. No nos acercábamos por no desconcentrarle y a ver si acababa. Y sí, acabó y nos fuimos para casa. Alguno más aliviado que otro.Y todos con ganas de masaje. Un final feliz.


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